jueves, 15 de enero de 2009

DIAMANTES y ESPINAS


Ya no siento las lágrimas quemándome en el cuerpo.

Tan solo siento las espinas atravesándome

No soy la misma y tú tampoco..

Soy helada como un tempano y fría como tu corazón.

Ya no siento las lágrimas quemándome mi rostro.

Se congelan y se convierten en diamantes de amargura.

No brillan.

Están opacos por el vacio que alberga mi alma.

Diamantes.

Diamantes de pena, diamantes de llanto.

Diamantes,

tan solo diamantes y espinas.